jueves, 30 de enero de 2014

La ruta 23: en Mal Abrigo y González no más tragedias

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La ruta 23: en Mal Abrigo y González no más tragedias

El pueblo Mal Abrigo es atravesado por la Ruta Nacional Nº 23, ruta que es transitada diariamente por cientos de camiones de carga pesada, que cubren el trayecto Montevideo-Fray Bentos y viceversa, que vienen y van desde y a la Argentina. Esta ruta se encuentra en muy mal estado, deteriorada tanto por la inmensa carga diaria que soporta, y por ser una ruta de viejo asfaltado y mal mantenida.

Mal Abrigo tiene 344 habitantes, se va despoblando año a año producto de la falta de oportunidades que ha estancado este pueblito, otrora pujante nudo ferroviario.

La ruta lo divide en dos, de un lado el pueblo "viejo” y del otro lado Mevir. Pero no viven aislados, ya que deben cruzar la ruta constantemente, para acceder a comercios, oficinas, escuela, y por el movimiento de relación normal de una sociedad. Son vecinos de un mismo pueblo.

Sobre la ruta la única escuela, la Nº 60, a la que concurren 44 niñas y niños, debe tener el portón de su jardín cerrado con candado para evitar la salida sin vigilancia de los alumnos, porque la ruta pasa en la vereda. La hora de la salida de la escuela es vigilada por la presencia de los padres, y la policía que detiene el tránsito con conos. Es la única instancia que camiones y autos pasan despacio.

Pero antes y después de esa hora, la ruta es la locura, se desata la velocidad vertiginosa que ha costado varias vidas en trágicos accidentes en ese pequeño pueblo olvidado. Los vehículos pasan sin respetar nada, indiferentes.

Desde hace tiempo se reclaman soluciones.

Nosotros, desde el Centro de Desarrollo Regional somos testigos de este gran problema que tiene la gente de Mal Abrigo. Estamos frente a la escuela, también a metros de la ruta, y no podemos quedarnos en silencio, queremos ser otra voz que se levanta para reclamarle al Ministerio de Transporte y Obras Públicas que aminore la velocidad del tránsito con rotondas en las cabeceras del pueblo, o con lomadas. Ni carteles ni semáforos que nadie respetaría. Igual solución merece Estación González, otro pueblito dividido por la ruta 23, de 222 habitantes.

Existen ejemplos en otras rutas nacionales del país, o en nuestro propio departamento: el caso bien resuelto en Ecilda Paullier o la ruta 3 en la ciudad de San José frente al parque Rodó que tiene su rotonda.

¿qué pasa con la vida de los habitantes de Mal Abrigo y González?, ¿no valen nada?



Daniel Bentancor


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