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Mburucuyá en Mal Abrigo y el conocimiento de nuestra flora indígena
A media tarde se largó la lluvia en Mal Abrigo, y paró al ratito.
El Centro de Desarrollo Regional tiene un amplio terreno en el fondo, que siempre está dando sorpresas: dulces tanjarinas pintan de naranja el verde dominante, el amarillo lo ponen los limones, los higos la extrema dulzura y su gota de miel, y un manzano que está un poco renuente a dar sus frutos aporta una buena sombra. El fondo atrae.
Hoy, como de costumbre, en cuanto paró la lluvia nos fuimos a redescubrir nuevamente ese espacio, y perdida y colgada del alambre lindero la vimos, en un rincón humilde, arrinconada por la maleza que le realzaba aún más su belleza: una planta de mburucuyá . Nos prendó su belleza y nos motivó a escribir este artículo, acompañado de algunas fotografías que obtuvimos de esta hermosa representante de nuestra flora.
El mburucuyá, una planta autóctona, bella como las que más, humilde como la mejor y no exenta de una antigua leyenda.
La llaman “pasionaria" por la semejanza existente entre las distintas partes de su flor y los símbolos de la Pasión de Jesucristo. Es una planta de la familia de las pasifloráceas, muy común en casi la totalidad del continente americano.
Es la pasionaria una planta enredadera o trepadora, cuya vistosidad hace que a menudo se la utilice para engalanar jardines o cubrir cercas y enrejados. Pose un tallo muy ramoso, que puede alcanzar hasta veinte metros de longitud; las hojas, pecioladas, de color verde en la cara interna y azul verdoso en la externa, suelen aparecer partidas en tres, cinco o siete lóbulos enteros. Las flores son pedunculadas, miden de seis a siete centímetros de diámetro y las piezas del cáliz presentan la particularidad de ser verdes por fuera y azuladas por dentro; el verticilo, de filamentos blancos y purpurinos, forma un círculo similar a una corona de espinas. En cuanto al fruto, de color amarillo, presenta un aspecto muy parecido al de un huevo de paloma.
Sin duda alguna, lo más curioso de la pasionaria es su flor, donde la fantasía popular ve representados los atributos del martirio de Cristo: la corona de espinas que ciñó su frente, los tres clavos con que fue sujetado en la cruz, las cinco llagas de su cuerpo herido, y las cuerdas mediante las cuales fue atado. Además, el fruto guarda unas semillas rojas que simbolizan la sangre de Jesús.
Cuéntase que un joven sacerdote español, llegado a la selva misionera para predicar entre los indios la doctrina cristiana, se aventuraba diariamente por la selva para cumplir su tarea evangelizadora. Una mañana, al atravesar un estrecho sendero del monte, quedó sobrecogido por los gritos de terror de una niña que, acosada por un feroz jaguar, intentaba desesperadamente treparse a un árbol. Sin perder tiempo, el joven misionero se dirigió hacia el lugar, y mientras se interponía entre la fiera y la pequeña, instó a esta última a huir rápidamente. Entretanto, el jaguar se precipitó como un rayo sobre el valeroso sacerdote y con sus poderosas zarpas acabó con él en pocos instantes. El cuerpo del misionero, horriblemente mutilado, tiñó de sangre la hierba del monte. Y, poco después, en ese sitio nació una hermosa planta: la pasionaria o mburucuyá, cuya flor habría de simbolizar, para ejemplo de los hombres, el sacrificio de la propia vida por el bien del prójimo, fundamento básico de la doctrina cristiana.
Así, según narra esta leyenda nacida en tierras guaraníes, el alma del joven misionero que no vaciló en ofrendar su vida anidó en la flor de la pasionaria, que hoy crece en todos los rincones del continente americano. Fuente: “Lo sé todo de América”.
Esta planta autóctona, indígena, es parte del acervo que nuestro territorio nos ofrece, es parte del entorno que merece ser considerado, ya que en él vivimos sin darnos cuenta. Seguimos con nuestra labor cultural de mostrar lo nuestro, de compartir relatos olvidados, de poner en valor lo local. Pregonamos con el ejemplo, y aplicamos el uso de las herramientas tecnológicas como medio para llegar al conocimiento de estas “nuestras cosas”.
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